Grupos Norteños ElMero en San Diego: La Escena En Conjunto Que Conmueve La Ciudad

ElMero Grupos Nortenos cautiva a muchos con su entusiasmo por la música de Norteamérica. Uno podría pensar que el reggaetón es el rey en el sur de California, pero aquellos que han recorrido sus calles saben que los acordes de bajo sexto, el repiqueteo del acordeón y esas voces suaves tejidas de nostalgia nunca se encuentran ausentes. Caminar por San Ysidro un viernes por la noche y escuchar el comienzo de “Tragos Amargos” desde una vivienda, es un componente del paisaje. No es inusual. En este lugar, la escena grupera posee raíces profundas y produce frutos semanalmente.

¿Dónde puedo escuchar a los grupos norteños más destacados de San Diego? Qué interrogante. Existen quienes sostienen que las tocadas más destacadas nacen de encuentros casuales, en los que un grupo local extrae sus instrumentos de un garaje repleto de sillas plegables y botellas de agua de jamaica. Otros optan por hacer fila para acceder a locales reconocidos con luces brillantes y sonido envolvente, donde los músicos suben al escenario y las botas se clavan en el suelo para señalar el ritmo. Existen alternativas para todos: desde bares modestos en la ciudad de National hasta clubes amplios donde solo se puede alojar un alfiler.

El clima siempre es acogedor, casi acogedor. Aquí nadie es inusual si puede interpretar “Puño de Tierra” de inicio a último. Se aprecia de todo: jóvenes mostrando su primer sombrero y personas de edad avanzada que, si pudiera, residirían en la pista de baile. La celebración comienza temprano, concluye tarde, pero siempre deja historias para relatar. Algún joven deseoso de ascender al escenario, un enamorado pidiendo que le toquen una melodía única, las parejas bailando juntos. Es una película en movimiento y cada noche se modifica el guión.

Algunos grupos consiguen atraer a su público desde la primera melodía. Basta con iniciar con una deliciosa cumbia norteña y el público se entrega. Normalmente improvisan, alteran la secuencia del repertorio y sorprenden con obras propias que combinan relatos tristes y entretenidos. La habilidad local se manifiesta tocando en celebraciones decoradas con globos y papeles cortados, cumpleaños, matrimonios o eventos de la comunidad. Claro que existe competencia. Cada conjunto posee su identidad, su estilo de frontera, su matiz personal.

Las plataformas de redes sociales han funcionado como un obstáculo para estas agrupaciones. Emiten trabajos literarios, se relacionan con sus seguidores, y anuncian sus presentaciones. Algunos miembros apenas cuentan con veinte años, pero parecen haber aprendido bajo las luces de un palenque en Sinaloa. La combinación entre el legado mexicano y las influencias de California genera algo único. Una marca personal y contagiosa.

No todo es celebración. Existen esfuerzos, largas noches, grandes sueños y anhelo de evolucionar. En ocasiones, los espacios para presentarse son limitados y los instrumentos costan lo que ganan en un mes. Pese a los obstáculos, los músicos no se desvanecen. Por favor, tocan con mayor fuerza. Hacen comunidad, trabajan en equipo, festejan a aquellos que se atreven a subir al escenario por vez primera. Entre tanta compañerismo y esas melodías que expresan amor, desamor, esperanza y valor, la tradición continúa viva.

Por lo tanto, los grupos norteños en San Diego mantienen vivo el legado musical. Cada año surgen nuevos talentos. El público, siempre leal, continúa persiguiendo esa chispa cada semana. Podrían pasar largos periodos de baile y, incluso tras el final de la música, la celebración persiste en el corazón de aquellos que la experimentan.

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